Palabra

de

DIOS

 

 

 

 

REAL       HERMANDAD

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Homilía XXVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

 

 

Primera lectura

 

Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a

 

Aquel día,

el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos,

en este monte, un festín de manjares suculentos,

un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos.

Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos,

el paño que tapa a todas las naciones.

Aniquilará la muerte para siempre.

El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros,

y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país.

- Lo ha dicho el Señor -.

Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios,

de quien esperábamos que nos salvara;

celebremos y gocemos con su salvación.

La mano del Señor se posará sobre este monte.»

 

 

Salmo

 

Sal 22, 1-3a. 3b-4- 5. 6 R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término

 

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

 

Me gula por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

 

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.

 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.

 

 

 

Segunda lectura

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 12-14. 19-20

 

Hermanos:

Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.

En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.

A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

 

 

Evangelio del día

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14

 

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

- «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:

"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:

"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparo en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

 

  11 de octubre